dimarts, 17 d’abril del 2007

La Nueva Economía y el "Proletariado digital"

La economía sigue sus ciclos y todo avanza a marchas forzadas. Las TIC están al orden del día, lo mueven todo y todo pasa por ellas. Los coches todavía no vuelan ni tenemos robots que nos hagan las tareas del hogar como vaticinaban programas del estilo "Més enllà del 2000", pero sí que hemos avanzado tecnológicamente. Contrariamente, a pesar de todos los avances orientados a agilizar los procesos, trabajamos más: hacemos más cosas y nos pasamos más horas en las oficinas.

Desde hace una década que se oye hablar del concepto "Nueva Economía". Se utiliza para describir las economías de los países desarrollados, cada vez más globales e interrelacionadas, en las que la información y el conocimiento son las bases de la producción, la productividad y la competitividad, y la red el sistema de organización general.

Si la Nueva Economía acaba cubriendo gran parte de los sectores laborales de nuestros mercados, el proletariado del siglo XXI va a ser "el proletariado digital". Dícese de la especie con formación medio o medio-alta que utiliza los medios de producción de las nuevas tecnologías para realizar tareas monótonas, mecánicas y alienantes (como pueden ser la entrada de datos y contenidos) imprescindibles para el resultado final de tal producción.

Si en el siglo pasado fueron las clases obreras quienes soportaron el peso de la industrialización masiva, en este les va a tocar a los pica-teclas y pica-mouses, a los obreros de las TIC, contribuir en gran parte al crecimiento económico global. Todo ello bajo condiciones de estrés, frustración y precariedad, que irán mellando en los estados anímicos de esta nueva clase trabajadora.

No obstante, habrá algo peor que ser un proletario digital: un proletario a secas. Dícese de la especie que no tiene acceso ni conoce las nuevas tecnologías y en consecuencia, no puede acceder al mercado laboral. La brecha digital crea y creará outsiders, desplazados de la evolución y del sistema, obligados a buscar salidas a su estado de marginación.

Con todo, tanto proletarios digitales como proletarios a secas lo van a tener difícil. Unos por las condiciones laborales sofocantes; los otros directamente por su exclusión.

Si Marx y Engels levantaran la cabeza, dirían algo así como "¡Proletarios digitales del mundo, uníos!"

3 comentaris:

Anònim ha dit...

Y yo me pregunto... Sí cada vez la tecnología hace nuestro trabajo más rápido y nos ayuda a augmentar la productividad, ¿Por qué coño cada vez trabajamos más, con más estrés, con menos salario y menos derechos? Sinceramente, que alguien me instruya, porqué yo no lo entiendo

Anònim ha dit...

amic boadella, totalment d'acord. Dos libros marcan el principio y el final de esa esperanza: "El fin del trabajo" de jeremy rifkin y "¿El fin del trabajo o el trabajo sin fin?" de Alonso y lasierra

Anònim ha dit...

Adrià, muchas gracias por la recomendación literaria. A ver si me los puedo leer para
resuelver el enigma.